Soplo de aire fresco y retozón, capaz de avivar conciencias, de aliviarnos de “cosas calientes” y “altas presiones” es Viento Jíbaro. VJ recoge la herencia cimarrona y la mística aborigen, dispersas en kilobytes de memoria olvidados por la gente y ocultados por los poderosos…VJ gusta de la información, de la palabra que no es de nadie y es de todos, pues su fluir sin trabas es vital en la hora actual de Cuba y el mundo… pues sólo los interesados en dividir pueblos y perpetuar sus dominaciones temen al verbo libre y no pensamos dejarles corromper, con su monopolio, la voz plural y amorosa de los pueblos.

jueves, 6 de enero de 2011

Sembrando tempestades

Imagen de la portada de Versus 4-5
El siguiente texto es la presentación (resumida) de la revista Versus, en su número dedicado a Palestina. Dirigida por Alejandro Varas Orozco Versus es una publicación de pensamiento democrático, independiente, socialista, internacionalista y una edición de Unidad Obrera Socialista y el Frente del Pueblo, ambas organizaciones mexicanas.


Cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas emitió la Resolución 181/2 que daría origen al Estado de Israel, los medios de comunicación que dieron cuenta del hecho aseguraban que con esta medida serían compensados, al menos en parte, los sufrimientos de un pueblo que había padecido el Holocausto nazi.


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Antes de que estallara la guerra y pese a las constantes y documentadas denuncias de la comunidad judía sobre las atrocidades nazis, los gobiernos de las potencias de occidente, Inglaterra y Estados Unidos principalmente, mantenían ojos y oídos cerrados, incluso en plena guerra mundial, a la existencia de los campos de extermino.

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Palestina había sido una tierra de refugio para los judíos que huían de la segregación. Antes de la guerra, y del surgimiento del sionismo, árabes y judíos podían convivir pacíficamente en esas tierras. Pero el sionismo, hasta entonces minoritario entre quienes practican la religión judía, (...) decidió que "por derecho divino" era precisamente en Palestina donde habría de instaurarse Eretz Israel, la "tierra prometida".

Si bien las intenciones sionistas de fundar su Estado en las tierras palestinas se habían iniciado a principios de siglo y habían promovido inmigraciones masivas, este movimiento era minoritario entre la comunidad judía internacional y tampoco tenía mayoría entre los judíos establecidos en Palestina.

Sin embargo, durante casi todo el protectorado inglés, las migraciones sionistas crecieron a costa de los pueblos árabes; no se podía colonizar un territorio habitado sino a condición de expulsar a sus habitantes. Las bandas sionistas recurrieron al terror contra la población palestina para apoderarse de sus tierras; contaron para ello no sólo con el beneplácito sino con el abierto apoyo del ejército inglés, que utilizó la mitad de todo su ejército para reprimir el levantamiento popular de 1936-39 que intentó frenar el despojo a que estaba siendo sometido el pueblo palestino y establecer su derecho a formar un país independiente.
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La migración judía que se produjo al finalizar la 2da guerra mundial nutrió las filas del extremismo sionista, particularmente de tres organizaciones terroristas: la "Haganá" dirigida por David Ben Gurión, la "Banda Stern" por Isaac Shamir y el "Irgún" por Menahem Eeguin. De hecho, si alguien puede reclamar el "derecho de patente" del terrorismo en la región son estas bandas, que se volvieron contra Inglaterra. Cuando esta intentó frenar el éxodo masivo, bandas sionistas dinamitaron, en 1946, el hotel Rey David, matando a muchos civiles ingleses y asesinaron, en 1948, al conde Folke Bernadotte, enviado de la ONU como negociador de paz.

En 1947, Inglaterra renunció al protectorado (de Israel) y dejó en manos de la ONU la "solución" del problema. La ONU, dominada por los intereses de las potencias vencedoras -Estados Unidos y la Unión Soviética- no encontró otra solución que partir el territorio palestino para fundar dos estados.

A los judíos que, con todo y la migración, representaban apenas el 28% de la población, asentada en el 10% de la geografía palestina, les asignaba el 52% del territorio (y más del 78% de las tierras de riego), en tanto que los palestinos, que constituían el 72% de la población, deberían conformarse con el 48% del territorio y sólo el 22% de las tierras de riego.

(...)

Para los sionistas, sin embargo, esta resolución era insuficiente y en el memorándum Koenig planteaban: "debemos utilizar el terror, el asesinato, la intimidación, la incautación de la tierra, y el corte de todos los servicios sociales para librar a Galilea de su población árabe". El Estado de Israel, fue formalmente fundado el 14 de mayo de 1948. En su primer gabinete aparecieron los nombres de los antiguos jefes de las bandas sionistas: Benjamín Ben Gurión,jefe de la Haganá, fue nombrado primer ministro, puesto que ocuparían posteriormente los jefes de las otras bandas, Isaac Shamir y Menahem Beguin.

Los Estados árabes circundantes se opusieron a esta política de facto y se inició, el 15 de mayo, la guerra de 1948. El ejército sionista más numeroso (...) y mejor equipado no tuvo mayor problema para derrotar a las irregulares y debilitadas fuerzas palestinas (que habían perdido miles de hombres y tenían sus dirigentes muertos o en el exilio como consecuencia de la revuelta de 1936-39) y a los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria, Líbano (en conjunto, no sumaban más de 25 mil hombres y sin mando central).

A nadie podría sorprender la conducta seguida por Gran Bretaña y Estados Unidos. La primera, aunque parte del equipo vencedor en la segunda guerra, se sabía debilitada y optaba por reconocer que la nueva gran potencia occidental era Estados Unidos (...). Sin embargo, que la Unión Soviética se sumara a esta política colonial en detrimento de la libertad de los pueblos (aunque ya lo había hecho al negar el apoyo a la lucha del pueblo griego, permitiendo que fuera masacrado por las fuerzas inglesas en 1945) era algo que nadie podía esperar.

(...)

La URSS no se había quedado sólo en declaraciones, se había unido a Estados Unidos para legalizar la situación colonial en Palestina, había sido la primera potencia en reconocer al nuevo Estado y además había entregado armas y aviones al ejército sionista.

Derrotados los ejércitos árabes, la ONU estableció una línea de cese de hostilidades. En esta, Israel ocupó otros 5 mil kilómetros cuadrados en tanto que Egipto se quedaba con la Franja de Gaza y Jordania asumía la "soberanía" sobre Cisjordania. El Estado árabe que, de acuerdo con la resolución 181/2 de la ONU, debería haber surgido tras la partición del territorio palestino no se concretó...

Derrotados los ejércitos árabes, las fuerzas armadas israelíes no se detuvieron y dirigieron sus armas contra los pobladores palestinos de las tierras que habían ocupado. De la misma manera que los nazis habían desatado las campañas en contra de los judíos, el ejército israelí inició una campaña de limpieza étnica que incluía los asesinatos individuales, las masacres y la destrucción de las propiedades de los palestinos.

(...)

La expulsión de los árabes de sus tierras no era (y no es) considerado por los dirigentes sionistas como un problema mayor porque, como diría David Harcohen, presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento israelí en 1973: "No son seres humanos, no son gente: son árabes".

Israel se convirtió en "el mejor amigo y aliado" de Estados Unidos en la región y, durante toda la guerra fría, en una pieza clave de la estrategia norteamericana. La ONU intentó con diversas resoluciones restaurar en parte el mal causado al pueblo palestino, en particular, con la Resolución 242 que reconoce el derecho de los palestinos a contar con un país propio y el de los refugiados a regresar a las tierras de las que habían sido expulsados y a ser indemnizados por los daños que injustamente se les ha causado; pero Israel no acepta ni reconoce esta resolución.

Si en la guerra fría las aspiraciones del pueblo palestino estaban relegadas de la agenda de las preocupaciones  norteamericanas, (...) al finalizar esta, con el derrumbe del bloque soviético, los intereses de Estados Unidos en la región ya no estaban sólo en Israel, contaba ahora con otros "amigos y aliados" como Egipto, Jordania, Arabia Saudita y Kuwait.

Según muchos políticos occidentales, no existía ya ninguna consideración de orden estratégico para posponer más la creación de un Estado palestino; por el contrario, la paz en la región serviría para consolidar el "nuevo orden económico internacional". Sin embargo, los dirigentes sionistas tienen una idea diferente al respecto...

En las siguientes páginas de este número de Versus, el lector encontrará una breve historia de cómo en el cercano oriente se han sembrado, y se siembran, tempestades.

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