Soplo de aire fresco y retozón, capaz de avivar conciencias, de aliviarnos de “cosas calientes” y “altas presiones” es Viento Jíbaro. VJ recoge la herencia cimarrona y la mística aborigen, dispersas en kilobytes de memoria olvidados por la gente y ocultados por los poderosos…VJ gusta de la información, de la palabra que no es de nadie y es de todos, pues su fluir sin trabas es vital en la hora actual de Cuba y el mundo… pues sólo los interesados en dividir pueblos y perpetuar sus dominaciones temen al verbo libre y no pensamos dejarles corromper, con su monopolio, la voz plural y amorosa de los pueblos.

jueves, 7 de enero de 2010

Posturas ejemplares

Por Armando Chaguaceda

En muchas ocasiones he alertado sobre las carencias de nuestros espacios de debate, la censura y vaciamiento de los discursos y el escaso carácter propositivo de nuestra prensa. Pero esta semana tomo nota de tres señales que infunden esperanza, pues son ejemplo de cómo, desde las instituciones y prensa cubanas, se pueden llamar las cosas por su nombre, generar corrientes sanas de opinión e impulsar las transformaciones estructurales que el país demanda con urgencia. 
 
La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en su sitio web, publicó el pasado 17/12/2009 una información (http://www.uneac.org.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=2541) respecto al retiro de la programación del telecentro de la provincia Granma de un audiovisual de creadores del patio. Encabezada con lúcidos -y órganicos- pensamientos de Martí y el Ché acerca de la mediocridad, la estrechez de miras y la burocratización del arte, la asociación da cuenta del ciberdebate desencadenado a partir de la declaración emitida por el ejecutivo bayamés de la UNEAC, respaldando a los creadores agraviados y su obra censurada. Y señala que la Asociación Nacional de Radio, Cine y Televisión, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba analiza y dialoga con las instancias correspondientes del ICRT acerca de estos acontecimientos. 

Algo meritorio en esta declaración lo constituye su alerta sobre la visión paternalista y simplificadora de las cosas que “el pueblo no entiende”, al tiempo que recuerda la existencia de una diversidad de públicos a los que interrogar por sus expectativas, normativas y aspiraciones estéticas y como estas se responden en su territorio. Aunque una enmienda al documento sería el recordar que no solo es la diversidad estética la que debe asumirse y expresarse en el debate protagónico de la ciudadanía, ello rebasa los propósitos de esta declaración, perfectamente redactada para los fines propuestos.

Algo de enorme valor y trascendencia se lee en el documento. Y es que en él la asociación hace explícita su voluntad de dar espacio al debate desatado, pues el mismo apunta a varios problemas presentes en el quehacer institucional del país, para lo cual no solo convoca a sus agremiados sino a otros interesados, a contribuir con sus opiniones en el sitio web de la asociación, confiada en que la riqueza y profundidad de esas reflexiones servirá para conjurar actitudes erradas. 


Los otros ejemplos provienen de la prensa diaria, esa a la que accede la población y debe representar, por tanto, una gama de intereses más amplios que la de los agremiados en una asociación cultural. El 20 de noviembre, en la sección “Cartas a la Dirección” (http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/cartas-direccion/index.html), se publica con el título “Nos acostumbramos a que el Estado nos lo diera todo”, una lúcida carta del ingeniero J. R. Cuesta Tapia. Se trata de un colaborador internacionalista y militante del Partido, cuya misiva hace referencia al revuelo provocado dentro y fuera de la isla por el artículo de Lázaro Barredo Medina, director de Granma: "Él es paternalista, tú eres paternalista, yo soy paternalista…” (http://www.granma.cubaweb.cu/2009/10/09/nacional/artic03.html)  que motivó múltiples reflexiones y respuestas en el ciberespacio. 

El ciudadano señala varias cosas claves, destacando la responsabilidad estatal en fomentar los mecanismos del paternalismo y, por tanto, su responsabilidad de desmontarlos. Su análisis de la situación lo lleva a reconocer que, pese a la necesidad de estudiar cualquier cambio de leyes y conceptos, existen urgencias que obligan a no esperar al Congreso del Partido para llevarlos a cabo. Y pone como ejemplo concreto la creación de pequeñas cooperativas con los trabajadores urbanos del sector de servicios. 

Un semana después, en “Sobre la gastronomía y los cuentapropistas”, el doctor H. Palacios Álvarez, también militante del Partido Comunista, reconoce lo erróneo de la Ofensiva Revolucionaria del 13 de marzo de 1968, y con total honestidad asume su entonces entusiasta apoyo a la medida. Y renglón seguido apoya la carta del ingeniero Cuesta, promoviendo la idea de desestatizar los servicios menores y suministrar a los nuevos productores materia prima que garanticen, al tiempo, la accesibilidad de los precios, la ganancia de oferentes y el control de los robos al estado.

Creo que en los casos anteriores hay razones para congratular a sus autores y promotores, y pensar con esperanza en los rumbos del país que queremos. Da señales de que lo habitan personas sanas, honestas y empeñadas en no abatirse ante el cansancio, las (auto)censuras y el facilismo. Demuestran que quien piensa con cabeza propia y llama las cosas por su nombre lo hace no a pesar de -sino precisamente por- el compromiso militante. Nos recuerda que obrar con transparencia y dar cauce a un auténtico debate es posible y deseable desde las instituciones de una sociedad y cultura socialistas. Donde solo evitando monólogos, informaciones secuestradas y foros encapsulados podremos echar adelante, entre todos, un mejor país donde, tarareando a Sabina “(…) ser valiente no salga tan caro, ser cobarde no valga la pena”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario